Imagínate que por curiosidad decides ir a explorar. Decides viajar en motocicleta rumbo a San Miguel, por lo que al llegar al kilómetro 8 ruta a Tikal, te desvías. Después de un rato llegas a la entrada del Zoológico Petencito, un lugar hermoso, en el que puedes conocer fauna de nuestro bello departamento. Continúas un par de kilómetros y ante tus ojos aparecen dos caminos, el principal te conducirá hacia San Miguel, pero el que se encuentra a la derecha, te lleva rumbo a varias fincas al norte de donde te encuentras. Como todo buen aventurero tomas el camino menos transitado...la motocicleta tiene que esquivar las irregularidades del camino, pero continúas con la emoción de encontrar algo diferente.
Tu camino continúa hacia el norte...al norte...al norte, sabes que tendrás que ir a parar a orillas del hermoso lago Petén Itzá, no hay de otra.
Después de un buen rato de camino, empiezas a pensar que estás perdido, pero cuando tu compañero te pregunta si vamos bien, con fingida confianza le dices "si claro, vamos bien", mientras sonríes disfrutando de un camino que no conocías.
A la distancia puede verse una casa a orillas del camino, en realidad, te estás moviendo entre fincas, ¡quien sabe de quien!, pero bueno, eres un aventurero y mientras no se escuche el sonido de una escopeta, supones que todo está bien.
Pasas cerca de la casa, continúas como un kilómetro...llegas a una puerta, con un rótulo bastante molesto: "Propiedad Privada, Prohibido el paso", una gruesa cadena y un candado se aseguran de que el rótulo se respete.
Por un momento piensas que tu viaje rumbo al norte ha llegado hasta ahí, pero el espíritu aventurero que se revuelve en tu pecho te pregunta ¿de verdad vamos a llegar hasta aquí? a lo que respondes lo mejor que puedes responderle, "Claro que no".
Debido a que cuando buscas una respuesta, es común encontrarla, pudimos ver que a la par de la puerta cerrada con cadena y candado había otra finca sin puerta, por lo que decidimos con el otro compañero, continuar nuestro viaje hacia el norte, hacia el lago...
El camino de ahí en adelante, es peor de lo que te imaginas, pero está bien para una moto todo terreno. Un tronco por acá...pasas encima de unas ramas...un hundimiento adelante...rebotas en la moto, mientras te ríes, por lo cómico de la escena...solo a tí se te ocurre transitar por ese camino, pero sigues hacia el norte...de repente vez caminos de leñadores que puedes ver que se dirigen hacia el norte... Lógico, te desvías de la ruta principal y tomas uno de esos caminos de leñadores...el suelo está cubierto de hojas y tienes que ir bajando la cabeza por las ramas que están a baja altura...desembocas en un espacio rodeado, como es natural de árboles, pero curiosamente de palmeras, si palmeras, pero no nativas de Petén, por lo que piensas, ¡Vaya, no soy el primero por estos lugares!, ves una casa hecha de tablas, pero que no es habitada por nadie. Al otro lado de la entrada ves un claro, sabes de que se trata...es el lago, el hermoso lago Petén Itzá y ¡vaya que es hermoso por ese lado!
Lo curioso es que te imaginas que cuando llegues al lago, verás como los árboles desaparecen y empieza una hermosa playa, bueno te encuentras con una gran sorpresa, pues al desaparecer los árboles empieza una especie de maleza que se desarrolla en la orilla, como lo ves en la foto de abajo:
Tu camino continúa hacia el norte...al norte...al norte, sabes que tendrás que ir a parar a orillas del hermoso lago Petén Itzá, no hay de otra.
Después de un buen rato de camino, empiezas a pensar que estás perdido, pero cuando tu compañero te pregunta si vamos bien, con fingida confianza le dices "si claro, vamos bien", mientras sonríes disfrutando de un camino que no conocías.
A la distancia puede verse una casa a orillas del camino, en realidad, te estás moviendo entre fincas, ¡quien sabe de quien!, pero bueno, eres un aventurero y mientras no se escuche el sonido de una escopeta, supones que todo está bien.
Pasas cerca de la casa, continúas como un kilómetro...llegas a una puerta, con un rótulo bastante molesto: "Propiedad Privada, Prohibido el paso", una gruesa cadena y un candado se aseguran de que el rótulo se respete.
Por un momento piensas que tu viaje rumbo al norte ha llegado hasta ahí, pero el espíritu aventurero que se revuelve en tu pecho te pregunta ¿de verdad vamos a llegar hasta aquí? a lo que respondes lo mejor que puedes responderle, "Claro que no".
Debido a que cuando buscas una respuesta, es común encontrarla, pudimos ver que a la par de la puerta cerrada con cadena y candado había otra finca sin puerta, por lo que decidimos con el otro compañero, continuar nuestro viaje hacia el norte, hacia el lago...
El camino de ahí en adelante, es peor de lo que te imaginas, pero está bien para una moto todo terreno. Un tronco por acá...pasas encima de unas ramas...un hundimiento adelante...rebotas en la moto, mientras te ríes, por lo cómico de la escena...solo a tí se te ocurre transitar por ese camino, pero sigues hacia el norte...de repente vez caminos de leñadores que puedes ver que se dirigen hacia el norte... Lógico, te desvías de la ruta principal y tomas uno de esos caminos de leñadores...el suelo está cubierto de hojas y tienes que ir bajando la cabeza por las ramas que están a baja altura...desembocas en un espacio rodeado, como es natural de árboles, pero curiosamente de palmeras, si palmeras, pero no nativas de Petén, por lo que piensas, ¡Vaya, no soy el primero por estos lugares!, ves una casa hecha de tablas, pero que no es habitada por nadie. Al otro lado de la entrada ves un claro, sabes de que se trata...es el lago, el hermoso lago Petén Itzá y ¡vaya que es hermoso por ese lado!
Lo curioso es que te imaginas que cuando llegues al lago, verás como los árboles desaparecen y empieza una hermosa playa, bueno te encuentras con una gran sorpresa, pues al desaparecer los árboles empieza una especie de maleza que se desarrolla en la orilla, como lo ves en la foto de abajo:
La entrada no es, podríamos decir, para "amantes de las playas", es terrible, pero por otro lado, sabes que es la orilla natural del lago y disfrutas de eso también. No haz llegado hasta ahí para retractarte, así que, bueno, a cruzar la maleza rumbo al lago. Lo mejor es dejar el vehículo lo más cerca posible, ya que el lugar es muy desolado, así que dos quijotes dejaron el seco caballo cerca de la entrada del lago.
Me aventuré primero en la maleza, mientras mi primo, el otro quijote, esperaba las buenas o malas noticias. El camino hacia la playa es bastante lodoso y entre una maleza que ya otros aventureros han hecho a un lado, por lo que no es tan inaccesible, además de ver el lago al fondo que te llama...te llama...te llama.
Después de caminar por unos 25 metros por la maleza y el lodo, puedes ver como la maleza desaparece y empieza la playa.
La playa con que te encuentras es espectacular, para el momento en que sales de la maleza, ya el agua te llega a las rodillas, te quedas perplejo de lo que tienes enfrente, ahí delante de tí están las mejores playas del lago Petén Itzá y la gente ni sabe. Gracias a Dios que los hoteleros no se han enterado y las han arrebatado como propias dejando a la mayor parte de la población sin acceso a ellas, como sucede en San Andrés, San José y parte de Flores. Además ellos destruirían el ecosistema de la orilla con rellenos o cortando la maleza.
La playa es tan grande que puedes caminar como 50 metros adentro con el agua al pecho, bueno, depende de tu altura, pero tienes la impresión de que te encuentras en una enorme piscina con el fondo de tierra blanca firme y de un agua clara de color verde tierno. En cuanto al largo, la playa es enorme, kilómetros de playa. Nosotros recorrimos como 2 kilómetros a lo largo de la playa para comprobar la calidad de la misma, fue genial. Dejo unas fotos que saqué para que tengan una idea. En una de ellas, mi primo se encuentra lejos, le pedí que levantara las manos para que vieran que estaba parado sobre el suelo.
A continuación la imagen donde se ve mi primo a lo lejos, apenas puede verse en el centro de la foto por la distancia, pero puedes hacer clic en la imagen para verla en tamaño completo.
La siguiente foto te da una idea de que tan lejos llegas de la orilla caminando:
Caminé a lo largo de la playa tan encantado por su belleza natural que me dije "Este lugar debería ser protegido", por lo que mientras caminaba pensaba en como pedir que se haga una reserva del lugar, con el objeto de que se preserve y a la vez sea accesible a la mayor parte de la población. Por otra parte pensé en no decir nada, para que los demás no se enteraran y por la cantidad de visitas el lugar fuera destruido, pero con lo cercana que está la población al lugar, su destrucción es segura en, calculo, 10 años, por lo que considero mejor adelantarse creando una reserva, lógicamente el proyecto no será apoyado si la gente no conoce el lugar, de ahí esta publicación.
Posteriormente regresé al lugar y los lancheros me dijeron que su nombre es Punta Nimá y que en años anteriores era una arenera de donde se sacaba mucha arena para la construcción.
Espero que si visitas el lugar seas lo más respetuoso con el ambiente, algo que demostrará también tu grado de cultura, que espero, por el bien del lugar, sea alta.
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