(Artículo publicado en Revista Petén Itzá 2011 - Sobre mi primer viaje a El Mirador)
Ayer llegamos a esta ciudad gigante; hemos caminado cerca de 60 kilómetros y por el camino visitamos grandes ciudades como Tintal y la anciana Nakbé. Parte de la larga caminata ha sido sobre las enormes calzadas mayas, calzadas de entre 25 y 40 metros de ancho, que se elevan varios metros sobre el suelo de la selva y algunas se extienden más de veinte kilómetros. Son tan grandes que puedes verlas en el relieve de la selva en fotos satelitales de la región y después de 2,000 años sin mantenimiento, siguen siendo el mejor lugar para caminar, a pesar de que la selva ya ha reclamado lo que es suyo.
Recuerdo cuando visité por primera vez la hermosa ciudad de Tikal, me impactó su bella y monumental arquitectura entre la selva petenera, que le da su toque de misterio, de encanto. Aquí en El Mirador son pocas las estructuras que ves descubiertas, muchas de ellas solo parcialmente, pero es suficiente para darte cuenta de lo monumental de esta ciudad ya que es mucho más grande que Tikal. Sorprende la cantidad de mano de obra y demás recursos que se necesitaron para emprender proyectos gigantes como la construcción de La Danta, El Complejo Tigre, las grandes plataformas sobre las que se asienta la ciudad o las enormes calzadas que la comunican con otras ciudades de la cuenca, calzadas que muestran como estas grandes ciudades se relacionaban formando un verdadero y poderoso Estado llamado Reino Kan (Reino de la Serpiente) con un nivel de cooperación y de poder que nunca más los mayas volvieron a alcanzar ni siquiera cuando los pesos pesados del clásico, Tikal y Calakmul, tuvieron su época de apogeo. Aquí pasó algo muy... muy... grande.
Cuando los mayas del preclásico aparecían en los libros como un pueblo primitivo que posteriormente se convertiría en una de las antiguas grandes civilizaciones del mundo, siempre me intrigó como en el período clásico ciudades enemigas como Tikal y Calakmul habían llegado a adoptar el mismo sistema de escritura, pero cuando aparecieron El Mirador y demás ciudades de la cuenca del mismo nombre, que demostraron que la información de esos libros estaba equivocada; mi pregunta fue contestada. La escritura de los mayas debió haberse estandarizado aquí en el Reino Kan, gracias al poder de su capital, El Mirador. Además cuando éstas ciudades estaban en su apogeo ya existían Tikal y Calakmul, ésta última ciudad incluso era parte del mismo Reino Kan. Ver la escritura del preclásico era uno de mis objetivos en el viaje y tendría esa dicha en un lugar llamado La Muerta, en una escultura sobre la roca del suelo que un habitante de Carmelita llamado Angel Centeno descubriría un día de descanso del duro trabajo en El Mirador. Se aventuró por los alrededores de la gran ciudad buscando ganarse unos quetzales pues los arqueólogos les pagan por hallazgos de ese tipo y dió con la escultura sobre la roca donde puede verse un panel con escritura que contiene el glifo emblema de aquel poderoso Estado y que seguiría siendo usado por Calakmul después de que El Mirador y otras ciudades de la Cuenca ya habían caído.
Hoy es nuestro cuarto día de viaje y todos nos hemos desconectado por completo de nuestra vida cotidiana. Es como si este mundo te absorbiera después de ver los atardeceres y amaneceres sobre las pirámides, después de ver un cielo repleto de estrellas, después de respirar aire puro..., aire fresco..., después de dormir arrullado por el sonido de los grillos que inunda el entorno y después de despertar con la selva; después de disfrutar de una buena charla alrededor de una fogata mientras ves como la tenue y danzante luz de ésta ilumina el entorno misterioso de una ciudad maya. Te acostumbras a esto rápidamente, te vuelves parte de este mundo y cuando ello sucede, encuentras paz y esa paz es el mejor descanso para tu alma, aunque tus pies pidan relevo. Es como si nuestras vidas se hubieran quedado allá afuera de esta selva, esperándonos junto a la rutina y las preocupaciones, pero nosotros no queremos volver.
Todos en nuestro grupo se encuentran en buena forma ya que el viaje es largo y extenuante. Según la información que nos ha dado Hugo Trujillo, nuestro guía comunitario, el trayecto será de 114 kilómetros, pues el serpenteante camino alarga las distancias entre las ciudades.
Quizás algunos que hayan estado pensando venir a El Mirador pensarán:
¡¡114 KILÓMETROS!!
¿Qué sería de mí, un pobre animal de oficina?
La verdad es que tampoco es para morirse, la ruta que nosotros hemos tomado pasa por Nakbé, pero si no incluyes en tu trayecto esta ciudad, recibes un descuento, solo caminas cerca de 90 kilómetros, pero no te aconsejo que te pierdas el amanecer espiritual sobre la gran pirámide de Nakbé.
Los primeros dos días serán los más duros, porque es muy probable que no estés acostumbrado a caminatas tan largas y cuando te levantes por las mañanas, tus primeros pasos serán los de un anciano de 80 años, pero al tercer día resucitarás, notarás como tu cuerpo y tu mente se preparan para largas distancias y tendrás un mejor rendimiento físico. Para cuando la travesía termine, caminatas diarias de 20 kilómetros te darán risa y compartirás la opinión de los que hemos venido: el esfuerzo físico es una de las mejores cosas de visitar El Mirador.
Si calculas que no tienes la capacidad física o la actitud necesaria, puedes ir en helicóptero, pero te perderás de buena parte de la magia del lugar, además "eso no es aventura", como dice una de las alemanas del grupo; a menos que el helicóptero se caiga claro está. Otra opción es ir a caballo aunque, si no estás acostumbrado, después de dos días preferirás caminar.
La caminata es muy saludable y te levanta el ánimo darte cuenta que puedes caminar largas distancias. Empiezas en la Aldea Carmelita y por el camino vas viendo la vegetación y los animales que al verte desaparecen rápidamente entre la maraña. Cada día debes llegar a un determinado campamento, pues solo puedes acampar ahí por cuestiones de protección del lugar, además en los campamentos encuentras servicios básicos como letrina, ducha, un lugar para cocinar, espacio para que las mulas descarguen y para que puedas colocar tu carpa. En los campamentos te encontrarás con otros aventureros, unos que van y otros que regresan, por lo que podrás intercambiar opiniones, principalmente con los que vienen de regreso, pues ellos te pueden proporcionar información sobre lo que está adelante; sobre aquellos lugares que no puedes perderte o cosas, como una ducha levantamuertos en El Mirador.
El camino de Tintal hacia Nakbé fue el más extenuante que hemos caminado; nuestro guía nos dijo que ese día caminamos 34 kilómetros. Además de lo largo del camino, el suelo en época seca es duro e irregular por lo que es un castigo para tus pies, aún así Nakbé es imperdible, por lo que esa ciudad representa en la historia de los mayas; además acampas en una plaza a un costado de la gran pirámide y sobre la pirámide puedes ver un atardecer de 10 puntos y un amanecer de 12. Es espiritual ver despertar la selva desde la cima de la pirámide de Nakbé, surgiendo entre la neblina, contrastando con el cielo rojo, mientras el disco solar se eleva y las aves cantan..., enmudeces.
El camino de Nakbé hacia El Mirador es por una calzada con partes bastante destruidas, pero te das cuenta que vas sobre la calzada porque ves pequeños terrones blancos entre las hojas del suelo. Este camino no es tan extenuante, pues Nakbé está cerca de El Mirador, relativamente hablando...
El mayor premio aquí en El Mirador es subir esta pirámide, La Danta, y poder ver desde estas alturas la selva petenera encapsulando las ciudades mayas. Esta enorme selva es un auténtico océano de vida, ya que cada árbol en ella es un ser vivo que coexiste con infinidad de formas de vida. Estás frente al gran tesoro de Petén y vale su peso en "vida".
Cuando viajaba del área central de Petén hacia Carmelita iba muy atento observando el impacto que las comunidades han tenido en el ambiente, ya que pensaba escribir al respecto, tú sabes, lo que medio mundo escribe: "es que los campesinos deben darse cuenta que ahí está el futuro de sus hijos", "se debe buscar formas de hacer rentables esos recursos para que no los destruyan", "el avance de la frontera agrícola...","algunos campesinos solo queman y luego les venden a los ganaderos...", estadística de esto, estadística de aquello...y una larga fila de afirmaciones que medio mundo ya se sabe de memoria, pero cuando estás acá, ves la viga en tu ojo.
¿Alguna vez te has puesto a pensar que la zona de mayor daño ambiental de Petén es el área central?
¿Con qué derecho llegaremos a las comunidades rurales a pedirles que cuiden el ambiente si nosotros estamos peor?
Ellos con todo derecho nos pueden reprochar:
-¿Por qué ustedes han creado ese desastre ambiental en el área central de Petén si les importa tanto el ambiente?
-¿Cómo nos piden que no quememos parte de la selva para sembrar si ustedes agreden el ambiente con concreto y asfalto, pues aún después de un incendio la vida puede surgir del suelo fácilmente?
-¿No cortan ustedes los árboles para construir o para que pasen sus amados cables de energía y teléfono?
-¿Cuántos de ustedes se compran un carro o una moto solo por presumirle a sus amigos sin pensar en el daño a la naturaleza?
-¿Han visto cuánta basura generan?
-Ambientalistas de automóvil... Predican pero no se convierten...
-¡Ahora solo falta que vengan a la aldea los de la capital a enseñarnos como se cuida el ambiente viviendo ellos en la ciudad que es el peor desastre ambiental del país!
La realidad es esa petenero, mientras nosotros no resolvamos el problema ambiental del área central, no tendremos ni el derecho ni el conocimiento para exigir de una comunidad del área rural la preservación de las selvas peteneras y no culpes a los campesinos por provocar grandes daños al ambiente en busca de alimento o cosas que no sean indispensables para la vida, porque eso lo aprendieron de nosotros cada vez que han venido de compras al área central, cuando ven cómo vivimos y qué cosas valoramos. El hecho de que no importe destruir la vida para hacer dinero es una forma de pensar que encontrarás fácilmente en el espejo y ojalá tengas el valor de verla a los ojos, porque esa es la forma de pensar que está destruyendo el tesoro de Petén y a nosotros, porque cuando el dinero es lo importante en tu vida, no te importa el bienestar de los demás.
Espero regresar varias veces a la cima de esta pirámide, pero cada vez que regrese me aseguraré de no pararme frente a este océano de vida sin haber hecho algo en su beneficio. Asumiré mi deuda ambiental; empezaré a desarrollar nuevos hábitos; caminaré hacia el trabajo, iré a la tortillería con una manta para que no me den una bolsa de nylon, mandaré a hacer bolsas de algodón para cuando vaya de compras; escribiré para que talvez los centros comerciales asuman su compromiso con el tesoro de Petén y empiecen a usar bolsas biodegradables, además de crear una sección de este tipo de materiales. Escribiré para que, por un momento, las personas piensen en disfrutar de toda esta vida sin destruirla, para que la revaloren no tratándola como "bienes" o "recursos naturales" que deben ser "rentables", sino como seres que merecen vivir. Escribiré para que, talvez, aquí donde un día nació la gran cultura de la América antigua, surja una nueva con una forma de pensar tan diferente que en el solo hecho de pensarla ya haya un cambio y se bien que no se necesita mucha gente para lograrlo, solo unos cuantos que asuman el reto de mejorar sus vidas, sin necesidad de decir palabra alguna, tan solo actuando diferente en sus vidas cotidianas, educando con el ejemplo... Solo unas cuantas semillas de donde surja un pequeño bosque que empiece a dar sombra en medio del concreto y el asfalto; gente que piense diferente, gente que quiera ver a la vida sonreír... en una gota de agua..., en una hoja tierna..., porque esta tierra sin su selva... no es Petén.
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